En el comienzo de la revolución industrial, la mayoría de las empresas disponían de su propio generador eléctrico para abastecer el consumo de electricidad que demandaban sus máquinas, que debían estar continuamente funcionando. En un determinado momento, la electricidad comenzó a ofrecerse como un servicio, a través de empresas especializadas en el sector, liberando a las compañías de la inversión y mantenimiento de tener una infraestructura eléctrica propia, que no añadía ningún valor diferencial a su negocio. Además, este modelo aportaba otras ventajas añadidas, como la reducción del coste del servicio a medida que más empresas se incorporaban a este nuevo modelo, o el control del coste, ya que en función de la potencia y el consumo contratado, una empresa podía conocer lo que pagaría a final de mes.
Hoy día, una revolución muy similar está ocurriendo en el mundo de las infraestructuras tecnológicas. Hasta hace poco tiempo, prácticamente cualquier empresa disponía de sus propios centros de datos, con sus servidores dedicados, planes de contingencia, copias de seguridad, cortafuegos, sistemas de refrigeración, antivirus y demás elementos necesarios para el funcionamiento de las infraestructuras, así como de personal cualificado para la administración y mantenimiento de las mismas.
Como en el caso de la electricidad, varias compañías como Amazon, Microsoft o Google entre otras, han comenzado a ofrecer las infraestructuras como un servicio, conocido como IAAS, dando opción a las empresas a pagar únicamente por la potencia y consumo que necesiten. La infraestructura como servicio permite además a las empresas despreocuparse del mundo de los sistemas, y centrar sus esfuerzos y recursos en el negocio que realmente les aporta el valor.
A día de hoy, el número de empresas que están migrando sus sistemas a la nube crece cada día, y los directivos y responsables técnicos de muchas empresas se preguntan si ha llegado el momento de dar el paso o, por el contrario, seguir invirtiendo en su infraestructura local. En este post trataremos 5 aspectos clave que han provocado el rápido crecimiento de las infraestructuras en la nube y que pueden ser útiles a la hora de considerar la migración de los sistemas hacia la nube.
Coste
Una de las primeras cuestiones acerca de la infraestructura en la nube es su coste. Para determinar el coste hay que tener en cuenta el cambio de modelo respecto a la infraestructura tradicional.
En la nube el modelo se conoce comúnmente como modelo de servicio, donde se paga únicamente una cuota por el uso, como habitualmente se hace con la factura de la luz.
En el modelo tradicional, el coste se divide en la Inversión, normalmente asociado a la compra del hardware, y en el Gasto de funcionamiento o Recurrente.
En la siguiente tabla se muestra a grandes rasgos los diferentes elementos de coste de ambos modelos:
En la mayoría de los casos, las infraestructuras en la nube suponen un ahorro significativo en el coste de las infraestructuras, así como un control del gasto destinada a las mismas.
Escalabilidad
A diferencia del modelo de local, las infraestructuras en la nube pueden crecer en potencia en el momento que lo necesitemos, incluso para momentos puntuales donde se esperen picos de consumo.
Esta característica evita entre otras cosas:
- Comprar un hardware sobredimensionado para atender únicamente los momentos de mayor demanda
- Obsolescencia del hardware
- Limitaciones si el hardware queda infradimensionado por una planificación mal calculada o un crecimiento inesperado.
Disponibilidad
Los sistemas en la nube ofrecen una disponibilidad como mínimo del 99,9% en el caso de Microsoft Azure o Amazon.
Estos datos son bastantes significativos acerca la continuidad del servicio, prácticamente garantizada en cualquier momento, lo que supone una tranquilidad para empresas con sistemas críticos o que necesiten alta disponibilidad.
Simplicidad
El hardware, software, herramientas de administración y monitorización, y demás aspectos que rodean el mundo de los sistemas, son cada vez más variados y complejos, llegando en muchas ocasiones a ser insostenibles
Las infraestructuras en la nube aíslan de la complejidad asociada al hardware y elementos propios de la tecnología, y reduce de forma drástica las tareas de mantenimiento.
Seguridad
Este es uno de los aspectos clave de las infraestructuras y que más preocupaciones produce en las empresas.
En ocasiones, los usuarios desconfían en almacenar los datos y aplicaciones en los sistemas de un tercero, frente a la opción de usar a sus propios sistemas e infraestructura.
Es importante tener presente que los principales proveedores de servicios en la nube ofrecen múltiples mecanismos en el ámbito de la seguridad, difícilmente igualable por una empresa: Backup de aplicaciones y datos en diferentes localizaciones geográficas, protección ante ataques externos, herramientas de respaldo ante situaciones críticas, control de acceso securizado a los sistemas y muchas más opciones que reflejan el alto grado de robustez y confiabilidad que aporta este servicio.
Conclusión
Desde hace más de 10 años, Google lleva ofreciendo su servicio de correo Gmail en la nube, llegando en 2012 a convertirse en el servicio de correo más utilizado en el mundo. Este hecho es solo un ejemplo que nos lleva a pensar que en estos momentos, las infraestructuras en la nube tienen una madurez y estabilidad que la convierten en una opción más que recomendable para todo tipo de empresas, sin importar el tamaño de las mismas.
Quizás aquellas empresas que hayan realizado una fuerte inversión recientemente en infraestructuras locales puedan esperar un poco antes de dar el salto. Para el resto, la nube supone en nuestra opinión, el camino a seguir. Un camino en el que cada día se encuentran más y más empresas y del que difícilmente habrá vuelta atrás.
